Los blancos no tuvieron el balón, pero Higuaín y sobre todo Van der Vaart, en un remate a puerta vacía en la segunda parte, pudieron dar el triunfo al Real Madrid. Con un fútbol discreto, con Khedira y Carvalho a buen nivel en su debut de blanco, los de Mourinho salieron indemnes del Allianz Arena. Todo gracias a San Iker.
La primera prueba seria para el Madrid de Mourinho dejó claro que a los blancos les falta tener el balón. La única duda es saber si fue porque Mou no lo quiso o porque el Bayern se lo quitó. La pareja Xabi Alonso-Khedira no terminó de conectar con la línea de ataque y entonces, el Madrid plegó velas y se juntó en torno a Iker. Eso no evitó que el Bayern martilleara el área madridista una y otra vez.
La figura de Casillas se agrandó desde el principio. Lo paró todo, que no fue poco. Un penalti a Badstuber en el minuto 7, el posterior remate a bocajarro, un zurdazo espectacular de Pranjic, una gran ocasión de Ribéry y un mano a mano con Klose.
Los debutantes Carvalho y Khedira no desentonaban en medio de las dudas de un Real Madrid en el que Pedro León era el mejor e Higuaín fallaba dos claras ocasiones de gol antes del descanso. Lo mejor para los blancos tras el intermedio fue que el Bayern perdió gas, dio un paso atrás y se quedó sin el monopolio del balón.
Van der Vaart falló lo infallable, Cristiano y Benzema apenas conectaron en una buena jugada y a Di María apenas se le vio más que algún detalle. Estaba cantado el trofeo estaba en las manos de Iker. En la tanda de penaltis, paró los disparos de Altintop y Braafheid. Mano de santo.

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